sábado, 14 de marzo de 2009

Aquella noche

La noche está oscura y los suspiros están tristes,
En busca de la razón he buscado la soledad,
A través de la ventana veo las estrellas que enamoran al mar,
En medio de la soledad encuentro la razón.

Con la luz apagada y el corazón encendido,
Suaves brisas se filtran por el techo de la cabaña;
Con el corazón encendido y el aire frío pienso en ti,
Los suspiros apagados invocan tu presencia.

Tu cuerpo camina frente a mí y deslumbra mis ojos,
Te sientas en la cama de enfrente y mi corazón se acelera,
Con la luz apagada intercambiamos palabras,
Con la luz de la luna, sólo míos son los suspiros.

Desde esa habitación se escucha el mar,
En esa habitación enloquece mi corazón,
Busqué la soledad y llegaste tú, busque la razón y la perdí;
Ya no hay estrellas, ahora tus ojos son los que brillan.

Te miro incansablemente mientras cepillas tu pelo,
Hermosa, preciosa, princesa de amor frente a mí;
Te miro enamorado y sonríes,
Con dificultad y suspiros susurro: eres bonita.

Tu mano se detiene mientras baja por tu pelo,
Levantas la mirada, el viento golpea la cabaña;
Me miras, sonríes y en la oscuridad de la habitación,
Escucho un bondadoso “gracias”.



Hoskar

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